Hernia Discal en Clínica IVEMA Valencia
La hernia discal es una afección frecuente que afecta a la columna vertebral y puede causar dolor, debilidad y otros síntomas que impactan la calidad de vida. Comprender sus causas es fundamental para prevenirla y buscar el tratamiento adecuado. A continuación, exploramos las razones más comunes que conducen a esta condición.
1. Desgaste natural por el envejecimiento
Con el paso del tiempo, los discos intervertebrales, que actúan como amortiguadores entre las vértebras, pierden elasticidad y contenido de agua. Este proceso, conocido como degeneración discal, hace que los discos sean menos flexibles y más propensos a sufrir fisuras o roturas, facilitando la aparición de una hernia.
2. Movimientos repetitivos y malas posturas
Actividades que implican levantar objetos pesados de manera incorrecta, inclinarse o girar repetidamente pueden ejercer una presión excesiva en los discos. A largo plazo, estos movimientos contribuyen al desgaste y aumentan el riesgo de que el núcleo del disco se desplace.
3. Lesiones o traumatismos
Un golpe directo en la espalda, accidentes de tráfico o caídas pueden causar daño inmediato a los discos, provocando una hernia discal. Este tipo de hernia puede presentarse incluso en personas jóvenes con discos saludables.
4. Sobrecarga de peso
El exceso de peso corporal aumenta la presión sobre la columna vertebral, especialmente en las áreas lumbar y cervical. Esto acelera el desgaste de los discos y eleva la probabilidad de que se produzca una hernia.
5. Factores genéticos
La predisposición genética también juega un papel importante. Algunas personas heredan discos más débiles o menos resistentes, lo que las hace más propensas a desarrollar hernias discales incluso sin factores externos evidentes.
6. Falta de actividad física
Un estilo de vida sedentario puede debilitar los músculos que soportan la columna vertebral, como los abdominales y los lumbares. Esto incrementa la carga sobre los discos y favorece su deterioro.
7. Tabaquismo
El consumo de tabaco reduce el flujo sanguíneo hacia los discos intervertebrales, limitando su capacidad de repararse y mantener su elasticidad. Además, los compuestos químicos del tabaco aceleran la degeneración discal.
8. Estrés mecánico por deportes o actividades físicas intensas
Deportes de alto impacto, como el levantamiento de pesas, el fútbol o el rugby, pueden generar microtraumatismos repetitivos en los discos, lo que aumenta el riesgo de hernias. Aunque la actividad física es beneficiosa, realizarla sin técnica adecuada puede ser perjudicial.
9. Embarazo
Durante el embarazo, el aumento de peso y los cambios en la postura generan una mayor presión en la columna, lo que puede contribuir a la aparición de hernias discales, especialmente en la región lumbar.
10. Factores ocupacionales
Trabajos que implican esfuerzo físico constante, como la construcción, o aquellos que requieren estar sentado por largos periodos, como los trabajos de oficina, también pueden favorecer la aparición de esta afección.