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Fracturas vertebrales: el enemigo silencioso que puede cambiar tu vida

Tratamiento de Fracturas Vertebrales en Clínica IVEMA Valencia

Cuando pensamos en una fractura, solemos imaginar un brazo enyesado o una pierna inmovilizada. Pero hay un tipo de fractura mucho más común —y mucho más silenciosa— que puede tener consecuencias profundas en la calidad de vida: las fracturas vertebrales.

¿Qué es una fractura vertebral?

Las fracturas vertebrales, también conocidas como fracturas por compresión, ocurren cuando una o varias vértebras de la columna se colapsan. Estas fracturas no siempre están provocadas por un trauma severo; en muchos casos, pueden ser consecuencia de la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos.

Lo más peligroso es que muchas veces pasan desapercibidas. Algunas personas no sienten dolor intenso en el momento, lo que lleva a ignorar la lesión… hasta que es demasiado tarde.

Un enemigo silencioso

¿Por qué se le llama «enemigo silencioso»? Porque puede desarrollarse sin que la persona lo note, afectando poco a poco su postura, su movilidad y su salud en general. Un pequeño colapso en una vértebra puede generar:

  • Dolor crónico de espalda

  • Pérdida de estatura

  • Joroba progresiva (cifosis)

  • Dificultad para caminar o moverse

  • Pérdida de calidad de vida y autonomía

En adultos mayores, estos cambios pueden tener un impacto físico y emocional devastador.

¿Quiénes están en riesgo?

Aunque cualquiera puede sufrir una fractura vertebral tras una caída o accidente, los siguientes grupos son especialmente vulnerables:

  • Personas mayores de 60 años

  • Mujeres postmenopáusicas

  • Pacientes con diagnóstico de osteoporosis

  • Personas con antecedentes de fracturas previas

  • Personas sedentarias o con baja masa muscular

La combinación de huesos débiles y movimientos cotidianos como agacharse o levantar peso puede ser suficiente para provocar una fractura.

Señales de alerta

Estas son algunas señales que podrían indicar la presencia de una fractura vertebral:

  • Dolor repentino e intenso en la espalda, sin causa aparente

  • Dolor que empeora al estar de pie o al caminar

  • Pérdida de altura sin explicación

  • Curvatura en la parte superior de la espalda

  • Sensación de debilidad o rigidez en la columna

Si experimentas uno o más de estos síntomas, es fundamental acudir a un especialista para realizar una evaluación.

¿Tiene tratamiento?

Sí. El tratamiento depende de la gravedad de la fractura y de la causa que la originó. Entre las opciones más comunes están:

  • Reposo controlado y analgésicos

  • Uso de corsés ortopédicos

  • Fisioterapia para fortalecer la musculatura y mejorar la movilidad

  • Tratamientos para la osteoporosis

  • Cirugías mínimamente invasivas como la vertebroplastia o cifoplastia, en casos más graves

Cuanto antes se detecte la fractura, más fácil será prevenir complicaciones y recuperar la calidad de vida.

La importancia de la prevención

La mejor forma de combatir este enemigo silencioso es con prevención. Algunos consejos clave:

  • Mantén una dieta rica en calcio y vitamina D

  • Haz ejercicio regularmente, especialmente ejercicios que fortalecen la espalda

  • No fumes ni abuses del alcohol

  • Realiza densitometrías óseas periódicas si estás en grupo de riesgo

  • Consulta a un especialista ante cualquier dolor de espalda persistente

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