Sonia Martínez Román x Nutrición y Dietética | Clínica IVEMA Valencia
La nutrición integral es un enfoque que entiende la alimentación como una herramienta clave para mantener la salud física, emocional y metabólica en cada fase vital. No se trata solo de contar calorías o seguir dietas temporales, sino de construir una relación equilibrada, consciente y funcional con los alimentos. La clave está en adaptar la alimentación a las necesidades reales de cada persona, teniendo en cuenta su edad, estilo de vida, estado de salud y objetivos específicos.
En el área de Nutrición y Dietética de Clínica IVEMA, dirigida por Sonia Martínez Román, este enfoque se convierte en un acompañamiento personalizado que ayuda a prevenir enfermedades, mejorar síntomas existentes y potenciar el bienestar general.
La nutrición integral a lo largo de la vida
Cada etapa vital tiene necesidades nutricionales diferentes. Una alimentación adecuada no solo mantiene el organismo en equilibrio, sino que también actúa como medicina preventiva.
Infancia y adolescencia: construir bases sólidas
Durante estos años se forman los hábitos alimentarios que influirán en la vida adulta. Es un periodo crítico para el desarrollo físico y cognitivo.
Se necesitan nutrientes esenciales para el crecimiento: calcio, proteínas, vitaminas del grupo B y omega-3.
La relación con la comida debe ser positiva, variada y sin prohibiciones innecesarias.
Una guía nutricional profesional ayuda a prevenir problemas como obesidad infantil, déficit vitamínico o trastornos digestivos frecuentes.
Una nutrición equilibrada desde la infancia mejora la memoria, la concentración y fortalece el sistema inmune.
Edad adulta: equilibrio, prevención y energía
En esta etapa la alimentación se centra en mantener un peso adecuado, preservar la salud metabólica y compensar el estrés diario.
Se recomienda priorizar alimentos frescos, ricos en fibra y antioxidantes.
Controlar el consumo de ultraprocesados reduce significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Ajustar la alimentación al tipo de trabajo (sedentario, activo, turnos) es clave para evitar fatiga crónica y problemas digestivos.
La nutrición personalizada puede prevenir hipertensión, colesterol elevado o resistencia a la insulina, problemas cada vez más comunes.
Embarazo y lactancia: nutrición para dos
La etapa perinatal exige un aporte nutricional específico.
Ácido fólico, hierro, yodo y omega-3 son fundamentales para el desarrollo del bebé.
Una planificación adecuada reduce riesgos como anemia materna, diabetes gestacional o bajo peso fetal.
Durante la lactancia, la madre necesita una dieta rica en nutrientes para mantener su energía y asegurar una producción adecuada de leche.
Una nutricionista especializada garantiza seguridad y salud para madre y bebé.
Madurez y etapa senior: bienestar, movilidad y prevención
A partir de los 50 años, las necesidades cambian nuevamente. La masa muscular disminuye, el metabolismo se ralentiza y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas.
Se priorizan proteínas de alta calidad, calcio, vitamina D y antioxidantes.
Una dieta adecuada reduce el riesgo de osteoporosis, deterioro cognitivo y problemas digestivos.
La nutrición personalizada ayuda a mantener la autonomía y mejorar la calidad de vida.
En esta etapa, la alimentación es una herramienta fundamental para conservar energía, movilidad y bienestar mental.
Nutrición integral y salud digestiva: un pilar central
El sistema digestivo es el “centro de control” de gran parte del bienestar. La relación entre microbiota, sistema inmunológico y salud mental está ampliamente demostrada.
Una nutrición integral:
Favorece una microbiota diversa y equilibrada.
Reduce inflamación intestinal, gases, estreñimiento o diarrea crónica.
Mejora síntomas relacionados con estrés, ansiedad y fatiga.
En Clínica IVEMA evaluamos intolerancias, hábitos, historial digestivo y estilo de vida para diseñar planes que mejoran el bienestar digestivo desde la raíz.
La importancia de la personalización
No existen dos cuerpos iguales, por lo que nunca deberían existir dos dietas iguales. La nutrición integral rechaza las dietas genéricas y apuesta por planes individualizados que tienen en cuenta:
Estado de salud y posibles patologías.
Composición corporal y metabolismo.
Preferencias alimentarias.
Horarios, actividad física y estilo de vida.
Objetivos (mejorar digestión, perder peso, ganar músculo, controlar ansiedad por la comida…).
Este enfoque evita el efecto rebote, reduce la frustración y promueve cambios duraderos.
Beneficios reales de la nutrición integral
Quienes adoptan un enfoque profesional y completo de su alimentación experimentan mejoras como:
Más energía y mejor rendimiento diario.
Descenso progresivo del peso sin dietas restrictivas.
Mejor salud digestiva y menos inflamación.
Fortalecimiento del sistema inmunológico.
Mejor estado de ánimo y manejo del estrés.
Prevención de enfermedades metabólicas.
Mayor longevidad y calidad de vida.
El cuerpo responde con claridad cuando recibe los nutrientes adecuados.
