La descompresión axial vertebral es una técnica no invasiva diseñada para aliviar el dolor y mejorar la función en pacientes con diversas patologías de la columna, incluyendo hernias discales y lumbalgia. Esta técnica utiliza una mesa de tracción motorizada que aplica fuerzas de distracción controladas para reducir la presión sobre los discos intervertebrales y las estructuras nerviosas adyacentes.

Mecanismo de Acción

La descompresión axial vertebral reduce la presión intradiscal, creando un efecto de vacío que puede ayudar a retraer material discal herniado y mejorar la hidratación del disco. Este proceso disminuye la compresión sobre las raíces nerviosas y facilita la recuperación del tejido circundante, aliviando así el dolor y mejorando la funcionalidad.

Evidencia Clínica

Varios estudios y revisiones sistemáticas han evaluado la eficacia de esta técnica en el tratamiento de hernias discales y lumbalgia.

Protocolo de Tratamiento

El tratamiento de descompresión axial vertebral generalmente consiste en sesiones de 20 a 30 minutos, realizadas entre 2 y 6 semanas. La cantidad de sesiones puede variar según la severidad de la condición y la evolución del paciente. Durante las sesiones, los pacientes suelen estar completamente vestidos y la tracción se ajusta de manera progresiva para maximizar el efecto terapéutico sin causar molestias.

Beneficios y Contraindicaciones

Beneficios:

• Alivio del dolor lumbar y cervical.
• Reducción de la compresión nerviosa.
• Mejora de la movilidad y funcionalidad.
• Alta tasa de éxito en el tratamiento de hernias discales y protrusiones.

Contraindicaciones:

• Lesiones patológicas o malformaciones congénitas.
• Osteoporosis severa.
• Embarazo.
• Espondilolistesis avanzada.
• Pacientes menores de 15 años.

La descompresión axial vertebral se ha demostrado como una técnica eficaz y segura para el tratamiento de hernias discales y lumbalgia, con múltiples estudios respaldando su uso clínico. Es una opción no invasiva que puede ofrecer alivio significativo del dolor y mejorar la calidad de vida de los pacientes, especialmente aquellos que no han respondido adecuadamente a otros tratamientos conservadores.