Tratamiento para las fracturas vertebrales en Clínica IVEMA Valencia
Cuando sientes un dolor agudo en la espalda, lo más habitual es pensar en una contractura muscular. De hecho, muchas personas conviven durante semanas —incluso meses— con molestias pensando que solo necesitan “un poco de reposo o un masaje”. Sin embargo, lo que parece una simple contractura podría esconder algo mucho más serio: una fractura vertebral.
¿Por qué se confunden las fracturas con contracturas?
Ambas condiciones pueden presentar síntomas similares: dolor localizado, rigidez, sensación de presión e incomodidad al moverse. Pero mientras una contractura es una contracción involuntaria de los músculos, una fractura vertebral implica una rotura parcial o total del hueso de una o más vértebras. El problema es que algunas fracturas no presentan dolor intenso al inicio, lo que lleva a subestimarlas o a tratarlas incorrectamente.
Las señales que deberías tener en cuenta
Estas son algunas pistas que pueden ayudarte a diferenciar entre una contractura y una posible fractura vertebral:
Dolor que empeora con el tiempo en lugar de mejorar.
Disminución progresiva de la estatura o curvatura en la espalda (joroba).
Dolor que se intensifica al estar de pie o al cargar peso.
Dolor que aparece sin un esfuerzo físico claro o tras una caída leve.
Sensación de debilidad en piernas o brazos (en algunos casos).
Si alguno de estos síntomas aparece o se mantiene por más de una semana, es fundamental acudir a un especialista. Un diagnóstico por imagen (como una radiografía o resonancia magnética) puede ser determinante para confirmar o descartar una fractura.
El peligro de un diagnóstico tardío
Cuando una fractura vertebral no se detecta a tiempo, la recuperación puede volverse mucho más complicada. El hueso podría consolidarse en una mala posición, provocar compresiones nerviosas, generar deformidades visibles o aumentar el riesgo de sufrir nuevas fracturas.
Además, un tratamiento equivocado —como masajes o estiramientos intensos propios de una contractura— puede agravar la lesión y retrasar significativamente la recuperación.
¿Qué hacer ante la duda?
Ante cualquier dolor de espalda persistente o inusual, especialmente si existe una historia de osteoporosis, caídas recientes o traumatismos, lo mejor es:
Evitar la automedicación o terapias sin diagnóstico.
Consultar con un médico especialista en columna o traumatólogo.
Solicitar pruebas de imagen si el dolor no mejora en pocos días.