Fisioterapia en Clínica IVEMA Valencia
¿Te sientes cansado incluso después de una buena noche de sueño? ¿Notas que tu concentración disminuye a lo largo del día o que tu cuerpo se siente pesado sin razón aparente? Tal vez el problema no esté en lo que comes ni en cuánto duermes… sino en cómo te estás sentando o moviendo.
Sí, tu postura podría estar robándote energía sin que te des cuenta. Y no, no necesitas una joroba visible para que esto esté ocurriendo. A veces, pequeños desequilibrios posturales generan un efecto acumulativo que impacta directamente en tu vitalidad. Vamos a explicarte cómo y qué puedes hacer al respecto.
1. Tu cuerpo trabaja más cuando está mal alineado
Cuando mantienes una mala postura —como encorvarte frente al ordenador, adelantar la cabeza o cruzar siempre las mismas piernas— tu cuerpo hace un esfuerzo extra para compensar ese desequilibrio.
🎯 ¿Resultado? Tus músculos permanecen en tensión constante, especialmente en la zona del cuello, hombros y espalda baja, lo que consume energía que podrías estar usando en tareas mentales o físicas.
2. Se reduce la capacidad respiratoria (y con ello, tu oxigenación)
Una postura encorvada limita la expansión del diafragma y los pulmones, lo que disminuye la cantidad de oxígeno que entra en tu cuerpo. Menos oxígeno = menos energía.
Esto puede generar síntomas como:
Fatiga mental.
Somnolencia durante el día.
Dolores de cabeza recurrentes.
Sensación de falta de aire, incluso en reposo.
3. Afecta tu estado de ánimo
Sí, aunque no lo creas, la postura tiene una conexión directa con tu salud emocional. Estudios demuestran que mantener una postura erguida mejora la autoestima, la capacidad de concentración e incluso reduce los síntomas de ansiedad y depresión leve.
En cambio, una postura encorvada envía señales al cerebro asociadas a la apatía, la inseguridad y la fatiga emocional. Y esto se refleja en tu día a día, en tus relaciones y en tu rendimiento.
4. Provoca microdolores que agotan lentamente
A lo largo del día, pequeños dolores como tirones cervicales, tensión lumbar o rigidez en las piernas se convierten en ladrones silenciosos de energía. Aunque los ignores o «te acostumbres», están drenando tu vitalidad poco a poco.
5. ¿Qué puedes hacer para mejorar tu postura y recuperar tu energía?
Aquí van algunas recomendaciones de fisioterapia y hábitos saludables:
– Revisa tu ergonomía diaria: Asegúrate de que tu silla, monitor y teclado estén a la altura correcta.
– Haz pausas activas cada 30-45 minutos: Estírate, camina un poco o haz respiraciones profundas.
– Fortalece tu core y espalda con ejercicios específicos: Pilates, yoga o ejercicios de fisioterapia son ideales.
– Consulta con un fisioterapeuta postural: Una evaluación profesional puede detectar desequilibrios antes de que se conviertan en lesiones.
– Sé consciente de tu cuerpo: Practica la atención postural, sobre todo al usar el móvil, conducir o trabajar.